Nuestros abuelos y nuestros padres nos legaron el dejar las puertas abiertas, el confiar en nosotros mismos.
Trasladamos esta filosof?a a la
Isla del Rey. Trabajamos confiados, abiertos a nuestra gente. Quiz?s no medimos bien que, confundido con el turismo, llega a Menorca verdadera gentuza; sin descartar que entre nosotros tambi?n tengamos impresentables.
No es por el valor de
las banderas que ondeaban en el embarcadero; es por el da?o moral que pretenden infligirnos; por la desconfianza que nos crean.
Ahora analizamos con dificultades una de nuestras c?maras de seguridad. El robo se hizo durante la noche; a la vez estudiamos entradas y salidas de embarcaciones tur?sticas.
Hacemos un llamamiento a la
colaboraci?n ciudadana. Alguien en Es Castell o en Cala Llonga tuvo que ver una barca o un yate a estas horas.
Ser? vital la informaci?n para contrastar el perfil de las c?maras.
Sea como sea, no vaya a pensar esta gentuza que conseguir? que nos rindamos. Repondremos las banderas y seguiremos confiados?hasta que los pillemos, como ya encontramos a otros. Luego, dejaremos nuestra calma y atacaremos con toda nuestra fuerza moral.
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